13 septiembre 2011

+Prométeme que siempre me recordarás. Prométeme que me querrás aunque otras personas entren en tu vida.  Prométeme que cuando me eches de menos, no llorarás.
-Lo prometo, ¿por qué me dices todo esto?
+Mañana lo sabrás.
Al día siguiente llega una carta que ponía:
Te dije que lo sabrías hoy. La abre y dice:
Te prometo, que nunca habrá jamás en nuestra historia, nunca hubo otra que te sustituyera, recordaré tu olor, tus besos, tus caricias, tus miradas, tu bonita sonrisa y tus ojos, cuando me eches de menos, cierra los ojos, ahí estaré siempre,  te estaré cuidando. Cuando extrañes mi presencia, toca tu corazón, ahí estoy, y ahora llega el momento, esto no es una despedida, es un hasta luego, hace meses sabía que me iba ha morir, pues tenía una enfermedad crónica,  pero no te dije nada porque todo era como un sueño, pero al final te enfrentas a la realidad, hasta luego, siempre te quise.
Caían lagrimas de la chica sobre la hoja de papel perfumada...

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